Crema natural al aloe

1. Qué necesita

  • 50 g de cera de abeja natural
  • 250 ml de aceite de almendras dulces
  • 25 g de manteca de cacao
  • 50 g de pulpa de aloe vera
  • aceites esenciales (lavanda, romero, salvia o tomillo)

2. Paso a paso

En un bote de cristal previamente esterilizado y que tenga cierre hermético, mezcle la pulpa del aloe vera, la cera de abeja rallada, la manteca de cacao y el aceite de almendras dulces. Ponga el bote cerrado al baño María hasta que la cera y la manteca de cacao se disuelvan. Si lo considera necesario, puede agitar el bote (siempre con cuidado de no quemarse) para que todo lo sólido se deshaga y se mezclen los ingredientes. Cuando se haya formado una pasta homogénea, retírelo del calor y agréguele unas gotas de los aceites esenciales que más le gusten. Antes de que la preparación se enfríe, viértalo en botes pequeños. Deberá remover con un palo de naranjo hasta que la crema se enfríe, de manera que el aloe vera no se separe de los demás compuestos. Cierre los envases y guárdelos en un lugar fresco y oscuro.

3. Modo de aplicación

Esta crema natural hidratante se puede utilizar a diario, tanto para el rostro como para las manos o la cara. También puede utilizarla como crema terapéutica si tiene una herida; recuerde que con poca cantidad, bien extendida, es suficiente. Si no la utiliza varias veces al día, puede que las cantidades sean excesivas. En ese caso, guarde los botes extra en la nevera, ya que, de lo contrario, los aceites esenciales se volatilizan.

4. ¿Por qué es efectiva?

Una de las características de la cera de abejas es que es muy buena para hidratar, nutrir, reafirmar, suavizar y mantener la humedad de la piel. Forma una fina capa protectora que no obstruye los poros. De hecho, los productos que contienen cera de abejas suavizan la piel, y por ello se la utiliza habitualmente en la composición de cremas nutritivas, astringentes, de limpieza, y en mascarillas para el cutis.

En esta receta se utiliza aceite de almendras dulces porque se trata de un aceite emoliente, suavizante, hidratante y desinflamante, que puede ser mezclado con otros aceites esenciales antes de aplicarlo directamente sobre la piel para mejorar su elasticidad y nutrición. De hecho, es uno de los aceites más utilizados para realizar masajes, tanto por su propiedad antiinflamatoria como por su efecto hidratante.

La manteca de cacao, es el hidratante por antonomasia, porque es altamente concentrado. En este caso, lo utilizamos porque es un gran protector de la piel gracias a sus propiedades superiores curativas y suavizantes y de retención de la humedad. Ejerce sobre la piel una acción emoliente, nutritiva, hidratante, protectora y antiedad muy eficaz. Al absorberse tan rápido en el cuerpo, ayuda a que penetre en la piel. En pocas palabras, es el hidratante ideal para calmar la piel seca e irritada y repone la humedad necesaria, perdida por el efecto de los rayos solares cuando, por ejemplo, se toma el sol.

En cosmética, normalmente, se utiliza para producir manteca para los labios, cremas solares, emulsiones y, por supuesto, cremas y mascarillas.

Estos dos ingredientes, unidos al aloe vera, aseguran una crema para uso diario muy efectiva. Si a ello le suma los aceites esenciales, la puede «personalizar» según sus necesidades. Los aceites esenciales se vienen utilizando para la piel desde muy antiguamente en la mayoría de las culturas. Son el alma de las plantas, ya que tienen un altísimo grado de aroma y efectividad. Una sola gota posee todas las propiedades de la planta. Sus componentes activos penetran el cuerpo a través de la piel y ayudan a restaurarla. El aceite de lavanda, por ejemplo, es uno de los aceites esenciales más seguros, e incluso se puede utilizar sin diluir sobre la piel.

Entre otras cosas, es un aceite que promueve la regeneración de tejidos, acelera la curación de heridas y limpia cortes, moretones e irritaciones en la piel. El de romero y el de salvia, por su parte, son ideales para las pieles más grasas, pues ayudan a regularla.

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