Antiinflamatorio, Ácidos grasos esenciales OMEGA 3 para la artritis
El omega 3 y omega 6. Los aceites omega 3 más conocidos son el de linaza y el de pescado. En la categoría omega 6 se encuentran la mayoría de los aceites vegetales que vemos en las tiendas: maíz, soja, cártamo, etc.
Los aceites omega 3 y omega 6 producen sustancias químicas parecidas a las hormonas llamadas prostaglandinas.
Hay dos clases de ácidos grasos esenciales:
Por ejemplo, las prostaglandinas de los omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio, mientras que las de los omega 6 tienen efectos inflamatorios. Si padeces artritis, tomar una cantidad adecuada de omega 3 en tu alimentación puede ayudarte a calmar la inflamación y a aliviar el dolor. Por el contrario, consumir aceites omega 6 intensificará la inflamación y el dolor. Esta es una de las razones por las que no recomiendo consumir aceites vegetales procesados.

Los omega 3 y omega 6 se consideran esenciales porque nuestro cuerpo los necesita, no puede fabricarlos a partir de otros nutrientes. Por eso debemos obtenerlos a través de la alimentación.
Necesitamos muy poca cantidad de ambos aceites, solo unos pocos gramos al día. Como tienen acciones contrarias y opuestas, hay que consumirlos de forma equilibrada.
Durante el proceso de fabricar las prostaglandinas, ambos ácidos esenciales compiten entre sí por las reservas de enzimas del cuerpo. Una gran cantidad de uno impedirá la síntesis del otro. Así que consumir en exceso uno de estos aceites creará una deficiencia del otro.
Se habla mucho de no consumir las cantidades adecuadas de aceites omega 3
La razón es que hay muchas menos fuentes de esta grasa que de omega 6. Los ácidos grasos omega 6 están en todas partes. La mayoría de los alimentos los contienen (verduras, cereales, carnes, pescado, huevos, leche, frutos secos, semillas); de hecho, es difícil encontrar alimentos que no tengan omega 6. La fuente más rica en estos ácidos grasos son los aceites vegetales procesados. Pueden contener tanto como un 80% de omega 6.
Al ver lo mucho que se usan hoy día los aceites vegetales en el procesamiento de los alimentos, te darás cuenta de que consumimos entre diez y veinte veces más omega 6 que omega 3. Esto ha causado una deficiencia general de omega 3 en nuestra sociedad.
Para corregir el problema no hace falta añadir un puñado de suplementos de ácidos grasos omega 3 a nuestra dieta para alcanzar el mismo objetivo basta con prescindir de aceites vegetales procesados. Eso resultaría enormemente beneficioso para equilibrar nuestra ingesta total de ácidos grasos esenciales.
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Un problema que tenemos con los aceites omega 3 es que son muy delicados y se oxidan (se vuelven rancios) fácilmente. Una vez extraídos de su fuente, comienza la oxidación, que ocasiona la formación de radicales libres perjudiciales. Por tanto, los omega 3 deben consumirse tan frescos como sea posible. Muchos de estos aceites en suplementos alimenticios se vuelven rancios incluso antes de salir de la tienda, especialmente si no estaban refrigerados.
Todos los suplementos de omega 3 deberían conservarse en frigoríficos para retardar la oxidación. La mejor manera de obtener omega 3 no es con suplementos dietéticos sino directamente de los alimentos, tal y como hacían nuestros antepasados. La mejor fuente alimenticia es el pescado y los huevos puestos por gallinas de corral (gallinas que pueden moverse y comer libremente). La grasa de la ternera alimentada con hierba también nos proporciona omega 3.
La hierba es una fuente rica en estos ácidos grasos, y cuando el ganado se alimenta con ella, sus propios tejidos se enriquecen con este aceite. Entre las fuentes vegetales de omega 3 se encuentran las algas, las verduras de hoja verde (remolacha verde, acelgas, espinacas, col china, etc.) y la linaza. Si comparamos un gramo de fuente animal con otro de fuente vegetal, el primero es casi diez veces más potente y eficaz.

El motivo es que el omega 3 de las fuentes animales se usa fácilmente en nuestros cuerpos para elaborar prostaglandinas, que es su función biológica principal.
El omega 3 de las fuentes vegetales tiene que sintetizarse en una forma que se corresponda con la clase que encontramos en los animales. Este proceso cuenta con muchos pasos, y solo alrededor del 10% del omega 3 derivados de la planta original se transforma del todo en la forma animal utilizable.